11/12/5

Zeru, zutan, gurutze.

 Un trabajo poco valorado es el realizado por Sebastián Mariner Bigorra, “La difusión del cristianismo como factor de latinización.”Un tema desde luego muy acertado para Iruña. Llama la atención que no haya sido mencionado mucho o nada. 

Intentaré ir desgranándolo un poco. Empezaré por un tema muy interesante. Como hay en euskera una serie de términos que según Mariner Bigorra habrían llegado en dos fases diferentes cronológicas aún pertenecientes a un mismo ámbito como sería el cristianismo. Su exclamación es acertada cuando dice : ¡Con lo fácil que es admitir que han llegado sencillamente también del latín, pero en época algo más tardía!.

Entre esos términos tenemos a dos, los más significativos de la fase tardía: Zeru (cielo) gurutze (cruz) en los que las inscripciones de Iruña pueden aportar algo de luz.

Por un lado es un hecho constatado que en Iruña no aparece ni uno ni otro. Y si son de una época o fase tardía nos encontraríamos que el supuesto falsificador al que atribuyen la realización de las inscripciones, no sabría de la utilización del ergativo, algo de enseñanza primaria hoy día en los centros escolares, pero se habría guardado mucho de utilizar dos términos que le delatarían; zeru y gurutze.

No solo eso sino que además aparece un término sustituto de zeru, que explicaría que su utilización bloquearía la incorporación temprana desde el latino caelum. Sería el  abundantemente repetido ZVTAN que ocupa el campo semántico de caelum en el Pater Noster que aparece en los grafitos. 

Ese Zutan por su puesto no es de origen latino. Puede que sea una derivación de Zut, ,...Pero ese es otro tema. El caso es que no aparece por ningún lado Zeru, derivación tardía de caelum.

 

Mariner Bigorra:




“1.ª Con razón ha señalado Michelena la presencia de uno de los más típicos rasgos arcaicos de los latinismos en vascuence (c y g oclusivas ante vocales palatales e, i) en términos típicamente cristianos, p. ej. aingeru < ANGELVM, Binkenti < VINCENTIVM. Este último es particularmente significativo, dado que coincide con uno de los más antiguos ejemplos datables de la alteración que convirtió aquellas oclusivas en africadas, la célebre grafía BINTCENTE, datada por Battisti en el siglo V. A su vez, aingeru tendría su sorprendente -i- (según explicación de Gavel comunicada por el propio Michelena) como indicio de la incipiente palatalización de la -g- (que habría influido sobre la -n- precedente, acercándola también al paladar). Todo ello supondría el arraigo de estas palabras en vascuence -y de otras semejantes- alrededor del indicado siglo V, y difícilmente más tarde.
(…)
. Según esto, es mucho más fácil que se haya conservado la oclusiva de aingeru y Binkenti dentro del vasco, en tanto que préstamos, que en un romance donde serían palabras normales. A menos que, además de conservador, se le considere aislado, como el sardo. Pero, entonces, ¿de dónde le habrían llegado al vascuence latinismos cristianos donde la africación está cumplida, como zeru < CAELVM, o gurutze < CRVCEM? Habría que suponer que se han tomado no de aquél, sino de otro romance. ¡Con lo fácil que es admitir que han llegado sencillamente también del latín, pero en época algo más tardía! ¿Y qué tipo de aislamiento sería éste, que permitiera a una lengua no románica participar de cristianismos ya con africación, en tanto que una románica contigua estaría inmunizada contra ella? Es más: no sólo cristianismos distintos documentan el cambio de pronunciación en vascuence, sino variantes dialectales de una misma palabra. Así, p. ej., frente a las casi venerables formas arcaicas de los marginales salacenco y roncalés para «diezmo», dekuma y tekuma -con vocalismo que se diría precesariano-, Michelena documenta un central detxema, con vocalismo que cabría llamar románico y consiguiente alteración -documentada en su primera fase, todavía palatal, frente a las ya sibilantes vistas en zeru y gurutze- de la antigua oclusiva precedente. “





Sebastián Mariner Bigorra, “La difusión del cristianismo como factor de latinización.”
Assimilation et résistence à la culture grécorromaine dans le monde ancien.Travaux du VI Congrès International d'Etudes Classiques, (Madrid Septembre 1974), réunis et présentés par D.M. Pippidi, Bucarest, Editura Academiei ; París, Société d'Edition Les Belles Lettres, 1976, pp. 271-282.

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